jueves, 16 de julio de 2015

La Historia en dos palabras: suffragium y franchise.



Podríamos definir la historia antigua,  moderna y contemporánea, la Historia en general, en dos palabras: sufragio y franquicia.

El historiador del mundo antiguo Geoffrey de Ste. Croix,  que algunos califican de “radical” –marxista, diríamos mejor; una de sus obras más importantes es “La lucha de clases en el mundo griego antiguo”- hace una incursión filológica en la evolución del significado de la palabra “suffragium”, que originalmente quería decir “voto, tablilla votiva”. Los ciudadanos podían votar, aunque en la práctica los personajes importantes que fomentaban el patronazgo controlaban los votos de sus clientes.

Con el tiempo la democracia romana decayó, pero permaneció el sistema de patronazgo, y la palabra “suffragium” pasó a significar la presión con la que un poderoso podía esforzarse en la representación de alguien. Eventualmente, la palabra llegó a denotar sencillamente el dinero pagado para obtener un favor: un soborno. Sufragar es sinónimo de costear.  La conclusión de Ste. Croix es demoledora: “Here, in miniature, is the political history of Rome”.

Cullen Murphy, por su parte, intenta otra comparación estudiando la evolución del significado de la palabra “franchise”, que originalmente tiene que ver con nociones relativas a la libertad política y responsabilidad cívica y con la franqueza. La palabra procede del latín Francum, préstamo del germánico Frank, que era el nombre de los francos, un pueblo germánico que acabó dominando la Galia, por lo que le cambió el nombre al país vecino a Francia -país de los francos-, donde constituían la clase noble que estaba exenta de tributos. Aparte del gentilicio "francés", nuestro adjetivo "franco" (libre, exento, liberal, dadivoso) está relacionado con el  significado de esta palabra. Igualmente el verbo "franquear" con sus significados de abrir camino "franquear el paso o la puerta", pero también "liberar a alguien de algúna obligación o tributo" tiene que ver con esto.

La "franchise" denotaba libertades políticas. Pero en mitad del siglo XX, la idea de ser garante de ciertos derechos adquiere una connotación comercial: el derecho al mercado de una compañía de servicios o de productos, como Fried Chicken o Tupperware. De hecho,  hoy es el primer significado, el comercial,  de la palabra franquicia en muchos diccionarios. 


La definición relativa a la libertad política o al derecho al voto queda relegada a un segundo plano.  La franquicia o franchising -¡ese gerundio anglosajón omnipresente!- es un modo de distribución o de comercialización -¡marketing!- de un determinado producto o servicio (los servicios han acabado cosificándose y convirtiéndose ellos mismos en productos comerciales), en el que intervienen dos partes: el franquiciador, que es el posesor de la marca y del "know how", y el franquiciado, que es el interesado en su compra.. La conclusión de Murphy, parafraseando a Ste. Croix, es la siguiente: “Looking back at the history of ‘franchise,’ then, it’s tempting to write this epitaph: Here, in miniature, is the political history of America."

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