sábado, 10 de octubre de 2015

¡Tierra a la vista!

Tierra se decía en latín TERRA, y así mismo se sigue diciendo y escribiendo todavía en gallego, portugués, catalán e italiano; en francés la -a final pasó a -e, y quedó terre, y en rumano tenemos tara

En castellano, pues, la e breve tónica latina diptongó bien pronto, allá por el siglo X, y resultó ie, por lo que nos quedó tierra. Sin embargo, conservamos palabras derivadas sin diptongación al no portar la e el acento: enterrar, desenterrar, desterrar, terruño, terrón, terraza, terroso, terreno, aterrizar...  

Del italiano nos vino terracota, de las palabras terra cotta, es decir, tierra cocida. Del francés nos vino terraplén, de las palabras terre-plein lleno de tierra y parterre. Y del latín nos vienen las expresiones terremoto, terrae motus movimiento de la tierra y Finisterre, finis terrae fin de la tierra... Compuesto de terra es también terrateniente, que dice por sí solo lo que es.

Dicen que fue Rodrigo de Triana, por cierto, el marinero que gritó alborozado el primero en el viaje de Colón después de casi dos meses y medio de navegación desde la calavera La Pinta:   "¡Tierra! "¡Tierra a la vista!"
 


Bien podían haber dicho entonces los indígenas aborígenes, como en la viñeta de arriba que circula por la Red, cuya autoría desconozco, que los descubridores, aunque no viajaban en pateras sino en bien equipadas carabelas, eran inmigrantes ilegales

Analicemos las palabras: immigrantes illegales en latín, con asimilación de la N del prefijo a la consonante de la palabra siguiente. Ambas tienen el prefijo IN-, pero su valor es muy distinto en ambos casos. 

En in-migrantes, in- quiere decir "de fuera hacia dentro". El verbo migrare que viene después significa "cambiar de residencia" (de ahí, emigrar, cuando se hace de dentro a fuera, o transmigrar, que se dice a veces de las almas), por lo que un inmigrante es el que entra y se instala en un territorio que no es el suyo.    En i-legales, el prefijo in- (cuya -n se ha asimilado a la ele siguiente, y ambas se han simplificado en una ele) quiere decir "no" (es el mismo prefijo indoeuropeo que el un- anglosajón o el a(n)- griego), por lo que significa que no son legales.

A propósito del descubrimiento de América, el 12 de octubre se estableció como Fiesta Nacional de España en 1987 "con la intención de recordar de forma solemne momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la mayoría de los ciudadanos."

Sobre la cuestión de la lengua no hay nada que objetar: es una maravilla que podamos entendernos muchos americanos y españoles hablando y escribiendo en esta lengua en la que lo hacemos, cosa que no hubiera sido posible sin el descubrimiento de América. Pero lo que no parece tan bien del "descubrimiento" fue la colonización y la imposición de nuestro modelo. Hubiera sido mejor, la verdad, que el Nuevo Mundo no se hubiera convertido, como se convirtió enseguida, en un espejo de este Viejo Mundo. ¡Ojalá hubiera seguido virgen! No es que yo crea en el mito del buen salvaje, pues cada vez creo menos en menos cosas, pero si en algo creo poco, mucho menos todavía que en el buen salvaje de Rousseau, es en el mito del buen civilizado y el cuento chino de la civilización.

Sirva como colofón de esta pequeña incursión/excursión etimológica, a modo de reflexión, la estupenda canción "A contratiempo",  con letra de Agustín García Calvo, que la presenta, y música de Chicho Sánchez Ferlosio, que la cantaba allá por el año de 1982, invitando a las carabelas de Colón a volver al puerto de Palos, desandando el camino andado y dejando América sin descubrir y, haciendo, en definitiva contrahistoria:  "Volved en Sierra de Gata / a crecer pinos y abetos, / a criar hojas y resina / y hacerles burla a los vientos".

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