domingo, 4 de diciembre de 2016

Zeus raptando a Ganimedes

"El amor que no osa decir su nombre en este siglo es el amor entre un hombre mayor y un hombre joven, tal como lo hubo entre David y Jonatán, tal como Platón lo situó en el centro de su filosofía y tal como se encuentra en los sonetos de Miguel Ángel y Shakespeare. Es ese profundo afecto espiritual, que es tan puro como perfecto, quien dicta y permea grandes obras de arte como las de Shakespeare y Miguel Ángel y esas dos cartas mías, tal y como están. Es malentendido en este siglo, tan malentendido que puede ser descrito como "el amor que no osa decir su nombre", y gracias al cual estoy emplazado donde me encuentro ahora. Es hermoso, fino, es la forma más noble de afecto. No hay nada antinatural al respecto. Es intelectual y existe frecuentemente entre un adulto mayor y un joven adulto, cuando el mayor tiene el intelecto y el joven todo el gozo y la esperanza y el glamour de la vida frente a sí. Que sea así, el mundo no lo entiende. El mundo se burla de él y algunas veces pone a alguien en la picota por eso." (Texto de Oscar Wilde).

El amor que no se atreve a decir su nombre no es, como podría parecer a primera vista,  el amor homosexual entre dos personas adultas del mismo sexo, sino el amor pederástico entre un adulto y un joven de su mismo sexo. Ejemplos en la mitología griega tenemos varios: los efebos Jacinto y Cipariso, amados por Apolo, y Ganimedes,  al que los romanos llamaron Catamito, amado por Zeus.

Son muchos los tratamientos artísticos del tema del rapto de Ganimedes, convertido en el aguador/acuario del Olimpo y del zodíaco, sustituto de Hebe, que hasta entonces desempeñaba esa labor de servirles el néctar y la ambrosía a los inmortales. Unas veces en un águila, otras el propio Zeus o Júpiter quien rapta al efebo.

 Zeus raptando a Ganimedes (terracota griega del período arcaico, h.480-470 a.C)

La represión de la homosexualidad solía aplicarse, en la época victoriana en la que vivió Oscar Wilde, el dandy por antonomasia,  a golpe de redada,  y era francamente raro que cayeran personas importantes como él en esas trampas. Pero, ¿por qué condenaron entonces exactamente a Oscar Wilde? ¿Fue acaso un Cristo homosexual, un mártir gay en la puritana Inglaterra victoriana,   y se condenó en él la homosexualidad y el estilo de vida homosexual? Parece que no, parece que Oscar Wilde no fue tratado como homosexual exactamente, sino que fue condenado por corruptor de la juventud en un sentido mucho más amplio y socrático, más que por sodomía.

 Ganimedes y el águila, Thorvadlsen 1817 (tratamiento neoclásico del tema)

Era un auténtico provocador, muchísimo más peligroso que un vulgar  homosexual cualquiera. En palabras autorizadas de Havelock Ellis en su libro La inversión sexual (1896),  Oscar Wilde fue tomado como ejemplo de "persona heterosexual, la cual parece que llega a ser homosexual a través del ejercicio de la curiosidad intelectual y del interés estético". La homosexualidad, pues, de Wilde se veía como un vicio libre- y deliberadamente  elegido y asumido, es más,  como la conclusión hasta cierto punto previsible de una larga serie de comportamientos anticonformistas y, diríamos hoy, antisistémicos, y no estaba dirigida a adultos de su mismo sexo, sino a efebos. El eterno provocador y dandy,  desafió a su tiempo a que lo crucificase y, su tiempo, como es obvio, no se lo pensó dos veces.

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